Tesonero olor a leña, a café de olla y tortillita quemada, el martajo de una salsa molcajeteada; guardan el secreto de una vida tiznada por el humo del desamparo, por el humo de la invisibilidad; solo el cristal ajeno le mira con menosprecio, en el abismo de la desigualdad, en que habitan sus sueños, sus plegarias y rezos fervorosos, la fe su consuelo y su devoción, el alivio que sustenta la esperanza del cielo que no se alcanza. Hacer Comentario Cancelar RespuestaHaz login para poder hacer un comentario